Bernard-Henri Lévy: "Il culto per Chávez è da idioti"
Bernard-Henri Lévy habla sobre la idiotez del culto póstumo a Hugo Chávez
"Lasciando perdere il suo antisemitismo e i suoi alleati dittaori, mi chiedo perchè la sinistra debba commemorare un uomo che ha represso il suo popolo e ha rovinato l'economia? E' un insulto ai venezuelani".
EL UNIVERSAL - 20 marzo 2013
Dejando de lado su antisemitismo y sus aliados dictadores, ¿por qué
tendría la izquierda que conmemorar a un hombre que reprimió a su pueblo
y arruinó la economía? Es un insulto a los venezolanos, opina Bernard
Henri-Lévy.
El fallecimiento de Hugo Chávez, seguido por su rebuscado funeral, ha
desatado una ola de idiotez política, y por ende, de desinformación, de
una magnitud que no se había visto desde hace cierto tiempo.
No haré demasiado hincapié –porque es un hecho público y notorio- en el
Chávez "amigo del pueblo", cuyos principales aliados eran dictadores con
las manos manchadas de sangre: Ahmadineyad, Bashar al-Assad, Fidel
Castro y, anteriormente, Gaddafi.
Tampoco ahondaré, porque esto también es del conocimiento público, en el
Chávez cuyo antisemitismo patológico en su régimen de 14 años provocó
el exilio de las dos terceras partes de la comunidad judía de Venezuela.
(Es difícil imaginar que un ministro del gobierno de François Hollande
en Francia vea a este Chávez como un "híbrido de Léon Blum y De
Gaulle"). ¿Acaso no fue Chávez devoto de las teorías de conspiración de
Thierry Meyssan, aquel discípulo del revisionista argentino y negador
del Holocausto, Norberto Ceresole, quien manifestó su sorpresa porque a
los israelíes les "gusta criticar a Hitler" aunque "han hecho lo mismo y
quizá cosas peores"? ¿Cómo podía reaccionar un judío de Caracas al ver
que su presidente estigmatizaba a una minoría conformada por
"descendientes de aquellos que crucificaron a Jesucristo" y quienes,
según Chávez, "se habían apoderado de las riquezas mundiales"?
Desde sus acusaciones a la Casa Blanca por intento de magnicidio hasta
su acercamiento a Ahmadineyad y Gaddafi, he aquí un vistazo de algunas
razones de la supuesta animadversión de Chávez hacia Estados Unidos.
Lo que menos se conoce, algo que lamentaremos haber pasado por alto en
la medida en que el culto póstumo de Chávez se inflama y se vuelve cada
vez más tóxico, es que este "socialista del Siglo XXI", este supuesto
"defensor incansable de los derechos humanos", gobernó sofocando a los
medios, clausurando canales de televisión que le eran adversos y
prohibiendo a la oposición el acceso a las fuentes noticiosas estatales.
Lo que menos se conoce, o no mencionan deliberadamente los que pretenden
convertir a Chávez en una fuente de inspiración para una izquierda sin
aliento, es que este líder maravilloso, aparentemente tan preocupado por
los trabajadores y sus derechos, toleraba los sindicatos solamente si
eran oficialistas. Permitía las huelgas solamente si las controlaba u
orquestaba el régimen. Y, hasta el final, persiguió, criminalizó y mandó
a la cárcel a sindicalistas independientes quienes, como Rubén
González, el representante de los trabajadores mineros agrupados en
Ferrominera, no esperaron que el bolivarianismo se materializara para
exigir condiciones de trabajo dignas, protección contra los accidentes
laborales y salarios justos.
Que Chávez, el hombre, descanse en paz. Pero hacer creer que el saldo
del chavismo ha sido positivo es un insulto para el pueblo venezolano.
Lo que se ha omitido de muchos de los retratos que se difunden durante
estas sesiones de duelo mundial –y lo que debería recordarse si se
quiere evitar que el chavismo sin Chávez se convierta en una pesadilla
mucho peor- es la represión de la etnia yukpa de la Sierra de Perijá,
llevada a cabo en nombre de la "integración cultural"; los crímenes de
sicariato encubiertos por el régimen contra ciertos caciques, quienes,
como Sabino Romero en 2009, no se doblegaron ante Chávez y, en términos
generales, el que hubiera puesto a dormir los movimientos democráticos y
populares que no tuvieron la dicha de figurar en la agenda de Chávez.
Por ejemplo, en materia de la mujer, no hay que olvidar que los derechos
de la mujer sufrieron un retroceso dramático durante el reinado del
comandante. Además, ¿acaso sería injusto para el difunto líder señalar
que dos disposiciones de la ley de familias –una que protege a las
mujeres que son víctimas de violencia doméstica; la otra, sobre las
divorciadas- fueron rechazadas por el régimen por ser demasiado
pequeñoburguesas para la norma del machismo imperante?
En cuanto a las buenas almas que nos recuerdan que el populismo nacional
de Chávez tuvo "al menos" el beneficio de darle de comer al hambriento,
atender a los más vulnerables y reducir la pobreza, no mencionan que
estas reformas fueron posibles solamente y llanamente por la temeridad
presupuestaria, financiada por el colosal ingreso petrolero, inflado por
los altos precios del crudo. El resultado ha sido que la economía real
del país, la modernización de su infraestructura y equipos, así como la
formación de empresas capaces de generar riqueza sustentable, fueron
sacrificadas irresponsablemente en el altar de una especie de cesarismo
más bien diseñado para comprar la paz social antes que construir la
Venezuela del mañana.