venerdì 8 marzo 2013

ABC: "Chávez è morto a Cuba. La bara era vuota".

El ataúd paseado por Caracas no contenía los restos de Hugo Chávez
Emili J. Blasco - Día 08/03/2013 - 13.33h

Durante más de siete horas, durante el largo cortejo fúnebre del miércoles, los venezolanos que llenaron las calles de Caracas lloraron ante un féretro en el que no iba el cuerpo de Hugo Chávez. Es la versión de varios militares conocedores del dispositivo de traslado, que aseguran que el cadáver del presidente venezolano fue transportado de Cuba a Fuerte Tiuna, complejo de Defensa donde se encuentra la Academia Militar. El «cambiazo» se produjo en el sótano de esa institución, cuando llegó allí el falso féretro al término de la procesión. Fue el único momento en que las cámaras de televisión lo perdieron de vista.
La versión de esos militares, comunicada a ABC a petición de mantener su anonimato, confirma además la información ya avanzada por este diario de que Chávez murió en Cuba y no en Caracas, como insiste el Gobierno venezolano. El engaño de la procesión supone un nuevo montaje del Gobierno, sumándose a la larga lista de mentiras con que el chavismo ha llenado los últimos meses de vida de su líder. En realidad, el objetivo no era tanto burlar al pueblo, como su utilización política. «Querían mostrar un baño de multitudes con un claro interés político, permitiendo que la gente pudiera hasta tocar el féretro, el falso, sin poner en riesgo la integridad física del verdadero; no iban permitir que este, por lo que fuera, se cayera, cuando además parte de su estructura interna es de vidrio», indica una de las personas al tanto de las circunstancias del traslado.
De hecho, según destacan esas fuentes, tras producirse el cambio en el sótano de la Academia Militar, la seguridad alrededor del ataúd pasó a ser estricta, sin que se permitiera acercarse a nadie de la manera en que había ocurrido durante la marcha. A partir de ahí todo pasó a ser solemne, sin el desorden populista visto en el recorrido por la ciudad.
Estaba también el criterio de la conservación del cadáver. Someterlo a siete horas al calor de Caracas, cuando tenía que ser expuesto al público durante varios días antes de su sepultura, no era lo más aconsejable.